Cuando se invierte en bolsa lo normal es pensar que una acción que ahora cotiza, por ejemplo, a 50 euros, en un periodo de tiempo esa acción cotice a 70 euros. De tal forma compraríamos ‘’barato’’ y venderíamos ‘’caro’’. Tendríamos una acción por la cual hemos pagado 50 y la hemos vendido por 70 obteniendo un beneficio de 20 euros. Este tipo de operación es la más común en los mercados de valores: las operaciones alcistas.
Cuando, por el contrario, se piensa que una
acción que ahora cotiza a 70 euros en un periodo de tiempo estará cotizando a 50
euros utilizaremos una operación en corto. Pero ¿qué son las operaciones en
corto? Es un tipo de operación financiera en la cual el objetivo es vender
‘’caro’’ y comprar ‘’barato’’. ¿Cómo podemos vender algo que no tenemos?
Mediante el alquiler de acciones.
A modo de ejemplo: Un inversor pediría prestado
una acción a su propietario con el compromiso de entregársela dentro de un mes.
A cambio el inversor le daría 5 euros al propietario por dejarle la acción. Esa
acción la vende el inversor a 70 euros esperando que dentro de un mes esa
acción valga menos.
De tal forma que pasado dicho periodo de tiempo el inversor
consigue comprar la acción a 50 euros cumpliendo con su obligación de
entregársela al propietario. Así pues el
inversor habría obtenido 70 euros con la venta.
Posteriormente desembolsa 50
euros por su posterior adquisición más los 5 euros que había dado al
propietario de la acción por alquilársela.
Beneficio:
70(venta)-50(compra)-5(alquiler)= 15 euros
Por tanto, las operaciones en corto también
llamadas operaciones bajistas consisten básicamente en pedir prestado acciones
de una compañía a cambio de una comisión y por un plazo determinado. El
inversor que las tome prestadas venderá
previendo que el precio de las acciones caiga para comprarlas más
baratas en un momento futuro.
Imagen: dominiofinanciero
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