Dichas agencias evalúan el riesgo emitiendo
la probabilidad de que el emisor devuelva su deuda, por tanto, son simples
opiniones independientes sobre probabilidades futuras de impago. Sus
calificaciones no son una auditoría, no son una recomendación de compra ni
venta y tampoco son dictámenes.
Ni son generadoras de la crisis ni fallan
tanto como la gente piensa: El 90% de las firmas que dejaron de pagar poseían
un año antes un rating de ‘’bono basura’’ y ya en 2006 se empezaron a revisar
las calificaciones de las operaciones subprime.
Tampoco son tan volátiles o especulativas: El
78% de los rating AAA, el 76% de los AA y los A, el 70% de los BBB, el 51% de
los BB y el 41% de los B mantienen la misma calificación al cabo de dos años de
ser realizada.
Las agencias poseen una cartera de clientes
muy diversificada y tienen códigos de conducta muy estrictos. Nadie participa
en una calificación si tienen alguna vinculación con la firma calificada y se
caracterizan por ser realmente independientes e imparciales. Además, los
principales pleitos recibidos por las agencias proceden de EEUU y no de Europa;
por lo tanto tampoco podemos afirmar rotundamente que las agencias favorecen
las emisiones de sus países: EEUU (S&P y Moody’s) e Inglaterra (Ficht).
Antes de la crisis las agencias dependían de
las autoridades nacionales y de un comité europeo que velaba por el
cumplimiento del código de conducta del IOSCO (Organización Internacional de
Comisiones de Valores) y actualmente la supervisión se va a realizar por la ESMA
(Autoridad Europea de Mercados y Valores). Si actuaran fraudulentamente en sus
opiniones se les puede demandar; pero lo que no se puede hacer es llevarlas a juicio
porque alguien no esté contento con su calificación. Las agencias ‘’no van por
libre’’ ni tampoco poseen inmunidad judicial.
Llegados a este punto, lo que sí se debe
cuestionar es su eficiencia, ya que son muy mejorables. Se debe mejorar su
transparencia, fomentar la competencia (ya que ahora mismo forman un oligopolio),
publicar estadísticas de la calidad de las calificaciones…
A la hora de analizar un país, lo sitúan en
el nivel de rating que le corresponde en relación al riesgo de impago. Desde 1983,
todos los Estados que han suspendido pagos habían perdido el grado de
inversión, esto es la deuda calificada con BBB o Baa (dependiendo de la
agencia) o superior, un año antes como mínimo.
Toda persona que tome una decisión de
inversión debe asumir su responsabilidad y no justificarse en los rating. Las
agencias no asesoran ni estructuran productos. Son una simple opnión.
Artículo publicado también en Que Aprendemos Hoy
Imagen: Agencias
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